Argentina es un destino turístico fascinante, conocido por su diversidad geográfica y cultural..

Es un país que ofrece una amplia gama de experiencias, desde impresionantes paisajes naturales hasta vibrantes ciudades y una rica herencia cultural.

ARGENTINA

La República Argentina, conocida simplemente como Argentina, es un país de Sudamérica, ubicado en el extremo sur y sudeste de dicho subcontinente. Organizado de modo republicano, representativo y federal, se constituye de 24 entidades, 23 provincias y una autónoma, Buenos, capital y sede del gobierno federal.
 
Sus ya más de 40 millones de habitantes promedian índices de desarrollo humano, calidad de vida de entre los más altos en América Latina. Según el Banco Mundial, su PIB nominal es el 21.º más importante del mundo, además, según datos del Fondo Monetario Internacional, si se considera el poder adquisitivo su PIB total, se transforma al país en la 23.ª economía del mundo. Debido a su crecimiento, es uno de los tres estados soberanos latinoamericanos que forma parte del grupo de los 20 países emergentes más industrializados. En 2010, fue clasificado como nación de ingresos medianos altos o como un mercado emergente, también por el Banco Mundial. Es reconocida como una potencia regional.

Cataratas del Iguazú

Las Cataratas del Iguazú, en la frontera con Brasil, son una de las maravillas naturales del mundo. La selva ciñe el río Iguazú en un arco de casi tres kilómetros, donde 275 saltos se precipitan con tremendo estrépito y retoman su cauce setenta metros más abajo. Al estrellarse contra el fondo las aguas se vaporizan en una finísima llovizna que asciende y bajo el sol entrecruza innumerables arco-iris. El caudal más voluminoso lo recibe y lo deja caer la Garganta del Diablo. Acercarse en botes neumáticos que parten de Puerto Canoas es sumar emociones a la inolvidable experiencia. Una flora y fauna de extraordinaria belleza y variedad le confiere a las Cataratas un marco imponente, protegido por el Parque Nacional Iguazú, Patrimonio Mundial Natural.
 
Las Cataratas del Iguazu, son sin duda las más bellas del planeta por estar ubicadas en un marco de vegetación subtropical, formando parte del Parque Nacional Iguazú. Este majestuoso capricho de la naturaleza, convertido en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, está formado por 275 saltos de hasta 70 metros de altura diseminados en forma de media luna, que ofrecen un espectáculo fascinante. Este escenario natural, donde aún se encuentran vestigios de antiguas misiones jesuíticas, se presenta ante el visitante como una de las más maravillosas vivencias, donde intervienen todos los sentidos y emociones. 
 
Las altas temperaturas y la humedad del ambiente, convierten a esta zona en un inmenso invernadero que reúnen las condiciones esenciales para albergar a más de 400 especies de aves, casi 2.000 especies vegetales, entre las que se encuentran una gran diversidad de orquídeas, helechos y el típico palo rosa e infinidad de insectos donde se destacan las enormes y coloridas mariposas, lo convierte a este Parque en uno de los biomas más ricos del planeta. Entre la fauna se encuentran varias especies en peligro de extinción, como el yaguareté, monos, yacarés, serpientes, tapires y los simpáticos coatíes que se acercan hasta los turistas en busca de alguna fruta.
 
Las cascadas pueden observarse recorriéndolas a pie, ya que hay circuitos de fácil acceso con pasarelas construidas con esa finalidad. Atravesando puentes, escalinatas y senderos colmados de vegetación, se disfrutan las magníficas vistas desde abajo y desde arriba para llegar al punto de máximo asombro: La Garganta del Diablo. Allí hay un mirador, y aunque la mayoría de las veces se sale un poco mojado, vale la pena acercarse para poder percibir la magnificencia de las aguas al caer. Este precipicio de 80 mt. de altura, presenta uno de los saltos más espectaculares y la formación de los Arcos Iris propone una escenográfia sorprendente. Además de la Garganta del Diablo, los saltos más conocidos son el Bosetti, Dos Hermanas, San Martín, Adán y Eva, Tres Mosqueteros y Rivadavia.
 
Durante las noches de plenilunio se realizan paseos especiales para vislumbrar el Arco Iris formado por la luz de la Luna.

Quebrada Humahuaca

Este sitio se extiende a lo largo de un importante itinerario cultural, el Camino del Inca, que sigue el curso del Río Grande y su espectacular valle, desde su nacimiento en el altiplano desértico y frío de los Altos Andes hasta su confluencia con el Río Leone, unos 150 kilómetros más al sur. En el valle hay huellas importantes de su utilización como vía comercial importante desde 10.000 años atrás, así como de las actividades de grupos de cazadores-recolectores prehistóricos. También hay vestigios del imperio inca (siglos XV y XVI) y de los combates de los republicanos por la independencia de Argentina (siglos XIX y XX). 
 
La Quebrada de Humahuaca había sido declarada Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad en julio de 2003 por la Unesco, por ser una combinación de maravillosos paisajes, los numerosos caseríos, pueblos y ciudades que conservan muchos vestigios precolombinos y coloniales, como así también su milenaria cultura omaguaca. También hay sitios como el paraje de «Inca Cueva» (nombre relativamente moderno) donde se hallaron señales (petroglifos, piedras talladas, etc.) cuya antigüedad se estima en 10 milenios.
 
En la Quebrada de Humahuaca, todavía existen los descendientes de los antiguos pobladores, autodenominados pueblos originarios, y habitan coexistiendo con la naturaleza, la Pacha Mama (Madre Tierra), el dios del trueno, el rayo y todos los seres vivos a los cuales respetan. Gracias a que mantuvieron su cultura pese a que los invasores Incas intentaron convertirles en servidores de la suya del dios del Sol.
 
Fue escenario de muchos combates librados durante la guerra de la Independencia y durante la guerra ante la invasión de la confederación Peruano-Boliviana.
 
Entre sus atractivos está el monolito que indica el cruce del Trópico de Capricornio y el Pucará de Tilcara, fortificación construida por los primitivos pobladores erigidos en la cima de las montañas.
 
Actualmente muchos de estos aspectos pasan desapercibidos, los pueblos originarios antes mencionados se encuentran en un continuo conflicto con el gobierno provincial reclamando la tierra que alguna vez le perteneció a sus antepasados.

Desde las vastas llanuras de la Pampa hasta las majestuosas montañas de los Andes, Argentina ofrece una amplia gama de paisajes espectaculares. Los visitantes pueden explorar la vibrante ciudad de Buenos Aires, famosa por su arquitectura europea, su vida nocturna y el tango.
Parque Nacional Talambaya

El Parque Nacional Talampaya es una conjunción muy singular de belleza natural, reserva arqueológica y tesoros paleontológicos. Todo se da cita en las serranías bajas del oeste de la provincia de La Rioja, donde se ubica este Parque creado en 1997 a partir de una reserva provincial, y que posee una superficie de 215.000 hectáreas.
Entre sus notables formaciones naturales, causadas por los procesos erosivos que forman cañadones de rectos y altos paredones, el agua, el viento y el tiempo moldearon figuras caprichosas, configurando un ambiente lleno de misticismo.
 
Talampaya, que proviene de una conjunción de voces quechuas y significa “río seco del tala” (tala: árbol autóctono), sintetiza en su nombre los rasgos principales de su paisaje y clima.
Existen las denominadas huayquerías, amplios sectores casi desprovistos de vegetación, donde sólo se encuentran unas pocas hierbas carnosas como la verdolaga, especie argentina exclusiva. Es importante saber que la mayoría de las plantas de la región tiene una aplicación en medicina naturista.
 
La tierra yerma presenta una vegetación arbustiva, rala y achaparrada, como el retamo, que prácticamente no posee hojas y la fotosíntesis la realiza en sus tallos verdes; las jarillas de follaje brillante y resinoso; y la brea, cubierta de flores amarillas en primavera. También suelen verse algunas cactáceas como los puquis y varios cardones, además de la chica, un arbolito de los faldeos serranos que es endémico de La Rioja, San Juan y San Luis. En cambio, en los cauces temporarios se despliegan bosques abiertos de majestuosos algarrobos y, en Los Cajones, molles de beber.
 
Al igual que la flora, las especies animales tuvieron que adaptarse a las inclemencias del clima y, por esta razón muchos de sus hábitos son nocturnos. Ejemplo de esto son los cuises, vizcachas y armadillos, como así también el pichi llorón y el pichi ciego, en peligro de extinción. Entre los herbívoros encontramos a la vicuña, el guanaco y la liebre mara y entre las especies carnívoras habitan hurones y felinos como el puma.
Los más curiosos, que dejan verse en las inmediaciones de la entrada a la reserva, son los zorros grises, la chuña de patas negras y la calandria mora. También podremos apreciar de cerca guanacos, lagartijas y el impecable vuelo del cóndor andino que sobrevuela el Cañón de Talampaya.
 
Los escarpados y rojizos paredones, además de servir de morada para el chinchillón, una especie de roedor, dan refugio al cóndor y a otras aves rapaces como el águila mora y el halcón peregrino.
Al igual que otros Parques, Talampaya posee varias especies silvestres exclusivas de nuestro país: entre las aves, el gallito arena o pampa-guanaco, el canastero rojizo y el cachalote pardo; y un mamífero como el pichi-ciego o intiquirquincho, pequeño armadillo de hábitos subterráneos.
 

Glaciar Perito Moreno

En su avance represa las aguas del brazo Rico del lago Argentino, con lo que el nivel de aquel llega a elevarse hasta 30 m sobre el del lago Argentino, haciendo presión sobre los hielos. En primer lugar se crea un túnel con una bóveda de más de 50 m por el que las aguas del brazo Rico descienden hasta el lago Argentino. La erosión causada por el agua provoca finalmente el derrumbe de la bóveda, en uno de los espectáculos más imponentes que puedan presenciarse. El proceso se ha repetido a lo largo de intervalos irregulares: la última ruptura comenzó a producirse el 2 de marzo de 2012, con una altura en el brazo Rico de 5,6 m. La penúltima ruptura, que comenzó a producirse el 4 de julio y culminó el 9 de julio de 2008 (11:15 hora local), sólo dos años después de la anterior (marzo de 2006). Sin embargo, la ruptura de 2004  se produjo después de 16 años (febrero de 1988), cuando la diferencia de nivel de las aguas entre el canal de los témpanos y el brazo Rico llegó a 30 m. El turista puede gozar de este espectáculo a sólo unos 400 m de distancia, en instalaciones especialmente creadas para la observación.
 
Previamente se rompió en 1984, 1980, 1977, 1975, 1972, 1970, 1966, 1963, 1960, 1956, 1953, 1951 (en invierno), 1947, 1940, 1934, 1917. Así, esas rupturas, en promedio, son cada cinco años.
 
También es posible transitar sobre él, con ropa y calzado especial, con guías especialmente entrenados y con especial conocimiento de la zona.
 
El glaciar Perito Moreno tiene una velocidad medida a unos 4 km del frente, de aproximadamente 2 m por día, alrededor de 700 m por año.
 

Estancia Jesuita Alta Grey

La estancia tiene su origen en la entrega de tierras a Juan Nieto, cofundador de la ciudad de Córdoba, en 1588. Años más tarde, Doña Estefanía de Castañeda, viuda y heredera de Nieto, se casó con Alonso Nieto de Herrera, quien bautizó la propiedad como Alta Gracia, en honor a la virgen de su pueblo natal en España. En 1643, Don Alonso, viudo por segunda vez, ingresó a la Compañía de Jesús, a quien donó todos sus bienes. 
 
Los jesuitas crearon un establecimiento agrícola, ganadero e industrial que tuvo como objetivo el sostén del Colegio Máximo –que luego se convirtió en la primera universidad del territorio argentino–, y llegó a ser uno de los centros rurales más prósperos de la compañía cordobesa.
 
El negocio ganadero fue la principal fuente de recursos, especialmente la cría y comercio de mulas destinadas a los yacimientos de Potosí. 
La estancia cubría una gran superficie y tenía ocho puestos en las sierras: San Ignacio, Santiago, San Antonio, Potrero, Achala, San Miguel, Potrerillo y el Puestito de Guzmán.
 
La estancia estaba compuesta por la residencia de los jesuitas, actual museo; la iglesia; el obraje, donde se realizaban las actividades industriales; la ranchería, vivienda de los negros esclavos; el tajamar, un dique de 80 m de largo, que permitía el funcionamiento de dos molinos harineros; un batán (máquina impulsada por agua que servía para golpear, desengrasar los cueros y dar consistencia a los paños) y el riego de huertas y quintas; y hornos para quemar cal y cocinar tejas y ladrillos.
 

Puerto Madero

Desde su fundación la ciudad de Buenos Aires había tenido problemas para que los grandes barcos pudieran descargar lo que transportaban en sus orillas. La escasa profundidad del río hacía que los navíos no pudieran acercarse demasiado a la costa, debiendo permanecer lejos de ella y descargar sus pasajeros y mercaderías en grandes carretones o en lanchas.
 
En 1882 el gobierno nacional contrató al comerciante Eduardo Madero para que se encargara de la construcción de un nuevo puerto que solucionara estos inconvenientes. El proyecto de Madero (realizado por los ingenieros ingleses Hawkshaw, Son & Hayter1 ) resultó elegido de entre muchos otros, quizás porque él era el sobrino del vicepresidente Francisco Madero. Entre las propuestas desechadas estuvo la del Ingeniero Huergo, con un sistema de dársenas abiertas al río, permitiendo el pasaje de barcos de gran tamaño en el futuro.
 
La construcción se inició el 1 de abril de 1887 y fue llevada adelante por la empresa inglesa Thomas Walker & Co. La Dársena Sur se inauguró el 28 de enero de 1889. La siguieron los Diques 1 y 2 (habilitados el 31 de enero y el 28 de septiembre de 1890, respectivamente), el Dique 3 (31 de marzo de 1892), el Dique 4 y la Dársena Norte (7 de marzo de 1897) y la primera etapa del Canal Norte (15 de julio de 1897). Finalmente, la etapa final del Canal Norte se habilitó el 31 de marzo de 1898, y la obra del Puerto se dio por terminada.
 
Unos diez años después de terminado, Puerto Madero ya había quedado totalmente obsoleto, debido al aumento del tamaño cada vez mayor de los buques. El gobierno tuvo que encarar la construcción de un nuevo puerto, y esta vez siguió las ideas de Huergo de una serie de dársenas abiertas en forma de peine, y el resultado fue el Puerto Nuevo, que se inauguró en 1919 y sigue activo hoy en día.
 
Así, Puerto Madero entró en una decadencia de varias décadas, convirtiéndose en una de las zonas más deterioradas de la ciudad, con su depósito abandonados y enormes terrenos baldíos que nunca llegaron a edificarse. Hubo muchas propuestas para reactivarlo o transformarlo para nuevas funciones: en 1925, 1940, 1960, 1969, 1971, 1981 y 1985, pero ninguna llegó a realizarse. Incluso en 1929 el arquitecto Le Corbusier se imaginó una gran plataforma sobre pilotes, adonde construir rascacielos de oficinas.
 
El 15 de noviembre de 1989, el Ministerio de Obras y Servicios Públicos, el Ministerio del Interior y la Muncipalidad de la Ciudad de Buenos Aires firmaron el acta de constitución de una sociedad anónima denominada “Corporación Antiguo Puerto Madero”. Teniendo como objetivo la urbanización del área, los gobiernos de la Nación y de la ciudad participaron como socios igualitarios.
 
Las 170 hectáreas del lugar tenían jurisdicciones superpuestas: la Administración General de Puertos, Ferrocarriles Argentinos y la Junta Nacional de Granos tenían intereses en la zona. El convenio firmado implicó la transferencia de la totalidad de las hectáreas a la Corporación Antiguo Puerto Madero S.A., en tanto que la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires (MCBA) quedó a cargo de la reglamentación de la normativa de desarrollo urbano.